Frente a los ya evidentes efectos del cambio climático en la isla.
Agricultores Unen Esfuerzos para Enfrentar el Cambio Climático y Promover una Agricultura Sostenible
Este proceso participativo también buscó generar conciencia sobre la importancia de adaptar las prácticas agrícolas locales a las nuevas condiciones climáticas.
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La comunidad de Rapa Nui ha dado un paso decisivo hacia la adaptación y la protección de su patrimonio agrícola y cultural. El taller «Rapa Nui en la encrucijada: ¿Cómo adaptar nuestra agricultura al cambio climático?», organizado por el equipo del Programa de Cambio Climático y realizado en el salón de Ma’u Henua en Mataveri Otai, reunió a agricultores, expertos y residentes con el fin de analizar los impactos de los cambios climáticos y diseñar estrategias colaborativas para un futuro sostenible o al menos resiliente en la agricultura.
Cambio Climático: Un Desafío Urgente para Rapa Nui
La realidad climática de Rapa Nui es alarmante. Los datos muestran que la última década ha sido la más seca en los últimos 50 años, con eventos críticos como el año 2017, el más seco registrado, y el déficit de precipitación del 51.4% en 2022. Este período de megasequía ha llevado a una sequía estructural, amenazando la disponibilidad de agua para riego y poniendo en riesgo la viabilidad de las tierras agrícolas.
Además, el fenómeno ENSO (El Niño-Oscilación del Sur) contribuye a la variabilidad climática, con consecuencias impredecibles para los ciclos agrícolas. Los eventos de El Niño y La Niña, que históricamente han provocado sequías y alteraciones en las precipitaciones, exacerban la situación al interactuar con los efectos globales del cambio climático.
Impactos en la Agricultura y en la Comunidad
La comunidad de Rapa Nui enfrenta retos severos, incluyendo:
Estrés térmico y alteración en los ciclos de crecimiento de las plantas, lo cual reduce la productividad.
Proliferación de plagas y enfermedades, impulsada por temperaturas más altas y un ambiente más seco.
Erosión y pérdida de suelo fértil debido a lluvias intensas y prolongados periodos de sequía.
Moiko Jara, agricultora local, compartió su preocupación: “La resequedad de la tierra es evidente; mis frutos son más pequeños y las hojas de las plantas se secan, incluso con riego”. A su vez, Ina Araki, agricultora y ganadera participante en los grupos de trabajo, enfatizó: “La erosión del suelo y la fuerza del viento son alarmantes. Debemos actuar ahora para proteger nuestra tierra”.
Primeras Estrategias de Adaptación Propuestas
La actividad no solo expuso los problemas, sino que propuso soluciones prácticas basadas en un enfoque que combina la tradición y la innovación, construido con la colaboración de todos los participantes en esta 4ta Mesa Sectorial:
Rescate de técnicas ancestrales: Uso de los manavai y jardines de piedra, que ayudan a retener la humedad del suelo y protegen los cultivos del viento y el sol.
Construcción de reservorios de agua (puna): Infraestructuras que almacenan agua de lluvia para el riego en épocas de sequía.
Agricultura regenerativa y simbiótica: Plantación conjunta de cultivos, como café con limoneros, para maximizar la conservación de humedad y reducir la competencia por recursos.
Control natural de plagas: Implementación de plantas aromáticas y flores repelentes, que limitan el uso de pesticidas químicos.
Educación y colaboración intergeneracional: Programas que fomenten el intercambio de conocimientos entre jóvenes y ancianos, asegurando la transmisión del saber tradicional.
«La erosión del suelo y la fuerza del viento son alarmantes. Debemos actuar ahora para proteger nuestra tierra»
Ina Araki – agricultora y ganadera
Consecuencias y Compromiso con el Futuro
La agricultura en Rapa Nui es más que una fuente de alimento; es un reflejo de la identidad cultural y social de la isla. Los efectos del cambio climático ponen en riesgo no solo la producción agrícola sino la continuidad de prácticas ancestrales y la cohesión comunitaria. Elena Tucki Pakomio, participante activa del taller, expresó: “Es crucial que trabajemos juntos para proteger nuestra tierra y asegurar un futuro para las próximas generaciones”.
Las conclusiones del taller servirán como base para el próximo Plan de Adaptación al Cambio Climático en 2025. Entre las acciones prioritarias se destacan:
Programas de educación y capacitación en técnicas agrícolas sostenibles.
Creación de un banco de semillas local, que preserve variedades adaptadas al entorno.
Mejora en la gestión de recursos hídricos, mediante tecnologías innovadoras como el uso de hidrogel y sistemas de riego eficientes.
Protección del suelo y el ecosistema con prácticas como la siembra directa y la creación de cortinas cortavientos.